The Arcade Fire es uno de los grupos más destacados de los ultimos años.
De origen canadiense e intregrado por multitud de músicos, sus dos discos publicados hasta el momento no dejan indiferente a aquel que los escucha. Su directo es espectacular, de mucha calidad, seguramente porque sobre el escenario coinciden algo más de diez personas cada una con su respectivo instrumento (algo que tuve el placer de comprobar durante el pasado Summercase).
Pocos minutos antes de salir hacia mi segunda esquiada en pocos meses me he acordado de ellos, no sé porqué, no tiene nada que ver una cosa con otra, pero seguramente, como todo lo que es bueno, siempre nos acaba dejando algo dentro, algo que, por pequeño que sea, siempre será capaz de volver a nuestra memoria, de evocarnos algo. Esto no pasa con las malas películas, con los malos libros, con todo aquello que no tiene calidad suficiente y que, por consiguiente, acaba provocando el castigo de nuestra memoria, la cual destierra de ella cualquier atisbo de mal recuerdo.
Lo bueno perdura en nosotros, por nimio que sea, siempre queda algo, aunque no sea un recuerdo claro, aunque solo sea una noción, una evocación. Pero nosotros sabemos que, eso que ahora no recordamos tan claramente como en el primer momento, era bueno; que aquello nos gustó. De The Arcade Fire me gusta su música, pero también me gustan otras cosas que hacen a parte de la música pero relacionado con su música y que también son realmente muy buenas y que con el tiempo aún me vienen a la memoria.
Es a esto a lo que me refiero.
Espero que os guste y suerte para todos.
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