jueves, 29 de noviembre de 2007

¿Qué es hoy un periodista?

Hace ya unas tres décadas, cuando en nuestro país el dictador déspota tenía su justo premio y la transición era casi un hecho, la labor del escarabajo periodista, era tremenda. En una época repleta de ilusionantes cambios, los periodistas sabían lo que hacer. El talento de la pluma era recompensado con el reconocimiento profesional. El pragmatismo estaba a la orden del día y no te descatalogaban si hacías gala de un lógico inconformismo. Ser periodista significaba contar con las armas suficientes y agallas para cambiar las cosas. Mala suerte. Eran otros años. Aquellos años locos.
¿Qué es hoy un periodista?, ¿alguien me lo puede contar?. Yo no lo se. El hecho de estar sujeto a unas directrices que nos cortan las alas está provocando la huída despavorida del talento. Algún personajillo aposentado en su poltrona de la calle Caspe me decía una vez que su empresa, la que él dirige, busca talento, sólo talento. Mentiroso. Embustero. Cuanta falacia.
El despropósito se ha adueñado de muchos de nosotros y la desconfianza es lo único que se vislumbra. Mientras los grandes tiburones se pasean impunes con Audi A8, el periodista raso, el que verdaderamente da credibilidad a un medio, se muere de asco con unos sueldos indignos de la profesión que representan.
Hace tres décadas finalizar unos estudios superiores era garantía de trabajo, y muy bien remunerado. Hoy en día ser periodista es hablar de precariedad, de explotación y a veces de ninguneo.
Hacer bien las cosas ya no sirve de nada. No es extraño mentir para conseguir la gran noticia o, de rodillas, bajar la cremallera de unos pantalones para firmar un buen contrato. Me da la risa cuando oigo rumores acerca de la creación de un ente que salvaguarde los quehaceres del neo periodista. Feo. Muy feo.


Copiado del blog del compi del Sport y del equipo Sport, Iván San Antonio (Blog and Roll ), que a su vez lo copia del blog del autor, el ínclito, Rafa Roca (blog que aún no conozco). Grandísima, a mi parecer, radiografía de la situación del periodismo actual que, tanto Iván como Rafa y otros tantos, han tenido y tienen que padecer.
Suerte compañeros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con Rafa, con Iván y contigo Manué, pero yo añadiria algo mas...

... y es que muchas veces nosotros mismos nos ponemos palos en las ruedas, pasamos demasiadas veces por el tubo y aguantamos lo que no tendriamos que aguantar.

Y aún añadiría mas, Rafa habla de grandes tiburones, pero yo creo que no hace falta irse tan lejos, sólo hace falta irse a la mesa de al lado, la de algún compañero que tenga sentado al lado, ese periodista que lleva ya unos años, viviendo con un buen convenio y siendo totalmente insolidario con su compañero que curra igual o más que él y que está claramente en precario. Eso si que nadie toque las dietas porque entonces empezará la revolución.

Soy demasido duro? quizás, pero mi experiencia me lo ha demostrado.

Manué dijo...

Totalmente de acuerdo amigo.

¿Demasiado duro? No.
No es la primera vez que hablamos del tema, y es verdad que lo que más hastía es no contar con el apoyo de aquél que más cerca tienes, con el que trabajas (esto no siempre) codo con codo, día tras día. Porque, en definitiva, la empresa hace lo que quiere, y sus intereses no tienen que coincidir necesariamente con los de sus empleados; lo triste es que los intereses de esos empleados no remen, en nuestro caso, en la misma dirección. Y es que hay alguno que se hace llamar compañero y que, en realidad, sólo aspira a conducir un Audi A8 y a que le sirvan carne de primera cual tiburón amaestrado.

Puro egoísmo. Egoísmo que en muchos casos va íntimamente ligado a una profesión que con el tiempo he aprendido a amar y odiar a partes iguales.